El cambio climático ya llegó
Sábado 15 Diciembre 2012
Los tifones, huracanes y deshielos
ratificaron en 2012 que el calentamiento
global se aceleró. Un
verano sin hielo en el
ártico se
podrá ver, ya no al final del siglo, sino en
cuestión de 10 años.
Inundaciones
en Brasil, incendios forestales en Chile,
lluvias torrenciales en Australia, sequía
severa en el sur de Estados Unidos y tres
tifones en el pacífico fueron algunos de los
eventos climáticos extremos que se
reportaron en la tierra en 2012.
Fue además
el invierno más frío en Europa pero así
mismo el más caliente de Estados Unidos
desde que se tienen registros.
Lo que más
acaparó la atención fue el huracán Sandy que
dejó a su paso, desde el Caribe hasta Nueva
York, más de 123 muertos y 60.000 millones
de dólares en pérdidas, y el deshielo en el
ártico, que en este verano llegó a una cifra
récord: apenas 3,5 millones de kilómetros
cuadrados de hielo sobrevivieron a
septiembre, la mitad de lo que se registró
en 1989 en la misma época.
El Washington
Post tituló un artículo editorial sobre el
cambio climático diciendo: "Ya está aquí y
es peor de lo que pensábamos".
El artículo
escrito por el experto James E. Hansen,
director del Instituto Goddard de la Nasa,
señala que ya no es suficiente decir que el
calentamiento global va a recrudecer el
clima en el futuro ni se puede seguir
repitiendo que no se pueden ligar los
huracanes y deshielos extremos al cambio
climático.
Según un nuevo estudio que revela
el sorprendente incremento de veranos
calientes "no hay otra explicación para todo
lo que esta sucediendo que el cambio
climático", escribió Hansen en el editorial.
El deshielo en
el Ártico es el más preocupante porque puede
detonar una serie de sucesos, a tal punto
que las predicciones del Panel Internacional
para el cambio climático de la ONU (IPCC por
sus siglas en inglés) tendrían que ser
revaluadas.
"Desde que comenzaron las
mediciones, el nivel del mar ha aumentado 80
por ciento más rápido, a 3,4 milímetros por
año, que el promedio estimado por el modelo
del IPCC que establecía 1,9 milímetros por
año", dice
Stefan
Rahmstorf, profesor de física de los océanos
de la universidad de Postdam en Alemania.
Esa diferencia
se atribuye al comportamiento del hielo,
algo que en los estudios previos no se tuvo
en cuenta pues se pensó que la Antártica
tendría un incremento en su cantidad anual
de nieve en el futuro.
Pero en la práctica
ha sucedido todo lo contrario. La
temperatura de Groenlandia desde 1950 ha
aumentando 1,7 grados centígrados debido al
calentamiento global y en ambos polos las
capas de hielo han perdido masa a una
velocidad mucho mayor en las últimas dos
décadas.
Y de seguir esta tendencia, el
verano sin hielo en el ártico se podrá ver,
ya no al final del siglo, sino en cuestión
de 10 a 20 años.
El deshielo es
catastrófico por varias razones. Para
empezar, el agua descongelada del Ártico que
llega a los océanos se calienta más fácil y
esto a su vez provoca el derretimiento de
más hielo.
Además de esto, el solo deshielo
implica que una gran cantidad de agua fresca
se vierta a los mares, lo que puede alterar
el curso de las corrientes marinas que
distribuyen el calor y el frío en el
planeta.
Más
preocupante aún es que el permafrost, la
capa de hielo permanente que cubre el
subsuelo de las regiones más frías de la
tierra, también está desapareciendo.
Esto
deja al descubierto suelo con una gran
reserva de carbón, producto de fósiles de
vegetales que han estado enterrados allí por
centurias, y que ahora estarían a
disposición de bacterias.
En ese proceso de
descomposición se produciría gas metano, el
más nocivo de los gases efecto invernadero.
Según los cálculos de Peter Wadhams,
profesor de física de océanos, "la pérdida
del hielo en el verano tendrá el mismo
efecto en la tierra que los últimos 25 años
de emisiones de dióxido de carbono".
Ahora bien,
como lo ha podido constatar Sarah Das del
Woods Hole, una institución oceanográfica,
los lagos de agua derretida que se forman en
estas zonas del planeta se drenan por entre
las grietas de los casquetes polares a una
fuerza capaz de levantar los glaciares e
incrementar la velocidad a la que están
llegando al mar.
Y si bien los pedazos de
hielo flotante no aumentan este nivel, los
glaciares que se sumergen sí.
Como si lo
anterior fuera poco, también se altera el
efecto albedo, que es la capacidad del hielo
de reflejar la luz solar hacia el espacio,
un fenómeno que ayuda a controlar la
temperatura del planeta.
A cambio del hielo
está quedando expuestos tierra y océanos
oscuros que reflejan menos estos rayos. Al
no hacerlo, el área se calienta más lo cual
derrite el hielo.
Aunque algunos
gobiernos ya están mirando las posibilidades
económicas que plantea un Ártico sin hielo,
a los ambientalistas les preocupa que este
evento ocasione cambios en otros mecanismos
climáticos que podrían promover más eventos
extremos como los que se vivieron este año.
Una razón más para reducir las emisiones de
gases efecto invernadero que están causando
el calentamiento global. "No estamos a
merced de la naturaleza sino viendo las
consecuencias de nuestras acciones", dice Rahmstorf.
Fuente:
http://www.semana.com//vida-moderna/cambio-climatico-llego/189727-3.aspx
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