El cambio
climático hace que el mar se trague las islas
colombianas
Por:
JAVIER SILVA HERRERA |
8:13 p.m. |
29 de Junio del 2012
La erosión, producto del aumento del nivel del mar,
se nota en las playas de Isla Fuerte, en el golfo de
Morrosquillo, porque ha derrumbado palmeras y está
reduciendo el área
de playas.
La tala de manglares y el
crecimiento urbano son algunas de las causas.
Los territorios insulares nacionales en los océanos
Atlántico y Pacífico pierden terrenos todos los días por
la erosión.
El diagnóstico lo acaba de presentar el
Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar),
entidad que explica que el empuje del mar que baña los
archipiélagos de San Andrés, Providencia y Santa
Catalina, y el de Nuestra Señora del Rosario, San
Bernardo, Isla Fuerte y Tortuguilla, así como la isla
Gorgona, está causando que estas zonas insulares
pierdan, en promedio, un metro de playa al año, en al
menos 57 kilómetros lineales del litoral -el 25 por
ciento, de un total de 225 km-. La mayoría de las playas
de estas islas no tienen más de 30 metros.
Malpelo, una formación
rocosa que sobresale como un iceberg, también se
desmorona en algunos de sus sectores.
La erosión es el
resultado de un mar fuera de control, en relación con el
cambio climático, un fenómeno que ha derretido enormes
témpanos en la Antártica y el Polo Norte y que ha
llevado a que su nivel aumente irremediablemente.
A esto
se suma que con una temperatura global más alta, el agua
del océano se ha calentado, y por eso ocupa más espacio
y golpea con más fuerza y volumen sitios que antes
estaban lejos del agua, entre ellos muros e incluso
viviendas. Como un tsunami que arrastra lo que
encuentra.
La erosión ya
está afectando el 16 por ciento de las
costas de San Andrés, Providencia y Santa
Catalina. En islas del Rosario y San
Bernardo se detectaron daños en 39 por
ciento de su litoral y 63 por ciento de las
playas.
Para Isla Fuerte, la erosión alcanza
el 50 por ciento del territorio. Un caso
dramático se vive en Tierrabomba, cerca de
Cartagena, donde el 100 por ciento de sus
playas está afectado.
En Gorgona,
las dificultades se han hecho evidentes en
playa Palmeras. Este no es un lugar poblado
o que resguarde viviendas. Allí la principal
víctima es la tortuga golfina, en vías de
extinción, que ya no tiene espacio
suficiente donde poner sus huevos.
Y los que
logra sepultar en la arena quedan expuestos
al fuerte oleaje, como lo han explicado la
Universidad Nacional y el biólogo Diego Amorocho, exdirector del Centro para el
Manejo Ambiental y el Desarrollo (Cimad).
Malpelo, declarada patrimonio mundial,
también está deteriorada, a pesar de que no
tiene playas.
Su estructura, que es la
cúspide de una cordillera volcánica
submarina, se está degradando por
escorrentía. Y el poder de las olas da lugar
a cavernas en el acantilado, que luego se
derrumban sobre el Pacífico.
La alerta para estas zonas
insulares, donde hay al menos 84.000 personas
involucradas, coincide con un concepto emitido hace
cuatro días por el Consejo de Investigaciones de EE. UU.
que explica que el aumento del nivel del mar por
calentamiento global podría ser 2 o 3 veces mayor de lo
esperado durante el siglo XXI.
Es una amenaza que
también se ha trasladado al continente y que, según el Ideam, podría generar afectaciones de aquí a 20 años en
el 51 por ciento de las áreas urbanas del Caribe y en el
63 por ciento de las del Pacífico. Es decir, 3'100.000
habitantes resultarían afectados por un océano más
agresivo, cuyo nivel sube hasta 4 milímetros por año.
El hombre también es
responsable de los daños en los islotes, al talar
manglares, bosques que se forman en pantanos costeros y
en los estuarios.
Cuando una porción de mangle es
deforestada para utilizarla como madera en la
construcción de casas, el mar no encuentra resistencia y
revienta sin control contra las playas, que siempre han
sido protegidas por estas plantas que actúan como diques
naturales.
En algunas ciudades, los manglares son
rellenados con escombros para transformarlos en terrenos
habitables, que han sido vendidos para hacer hoteles.
Esto ocurre en las narices de las autoridades en el
golfo de Morrosquillo, en la zona oriental de la bahía
de Cartagena y desde hace décadas en la ciénaga de la
Virgen. Blanca Posada, geóloga del Invemar, y quien
lideró el estudio de erosión insular, dice que esta
amenaza se produce, además, por la construcción de
edificios en zonas cercanas a la costa, que frena los
procesos de transporte arenoso que se dan naturalmente.
"Obras, como edificios o puentes, se hacen cerca del
mar, pero son perjudiciales porque alteran el transporte
de sedimentos que forman playas", dijo. Este crecimiento
urbano no contempla, en muchos casos, análisis para
conocer la carga que pueden soportar las costas.
Javier Silva Herrera
Redacción Vida de Hoy
http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/ecologia/el-cambio-climatico-hace-que-el-mar-se-traga-las-islas-colombianas_11984023-4
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