Jubilados
de
medio
tiempo
Fuente
www.semana.com
Estudios
científicos
demuestran
que
los
adultos
retirados
que
se
mantienen
activos
laboralmente
se
conservan
más
saludables
y
vigorosos
por
más
tiempo.
Aquella
mañana,
José
Rodolfo
se
despertó
ansioso,
como
todos
los
días.
En
medio
del
adormecimiento,
realizó
un
repaso
mental
de
lo
que
debía
hacer
luego
de
levantarse:
bañarse,
vestirse,
tomar
el
café,
ir
al
paradero,
ese
bus
lleno
de
desconocidos,
la
rutina.
En
ese
momento
sus
divagaciones
fueron
interrumpidas
por
un
pensamiento
que
lo
llenó
de
felicidad:
"No
tengo
que
ir a
trabajar,
ya
estoy
pensionado".
Así
empieza,
generalmente,
la
vida
de
un
retirado,
con
alegría
y
gozo,
según
el
gerontólogo
de
la
Universidad
Nacional
Héctor
Mauricio
Cárdenas.
Los
días
de
descanso
sin
preocupaciones
por
horarios
ni
cuestiones
pendientes,
la
tranquilidad
del
deber
cumplido,
una
ancianidad
cercana,
quizá
rodeada
de
nietos.
Sin
embargo,
cuando
esta
primera
impresión
se
supera,
aparecen
sentimientos
no
tan
positivos,
como
el
tedio,
la
depresión
y la
soledad.
Según
el
especialista,
es
normal
que
tras
haber
descansado
lo
suficiente
durante
un
par
de
meses,
una
persona
que
ha
sido
muy
activa
laboralmente
se
estrelle
con
la
realidad
de
su
jubilación
y no
se
sienta
a
gusto,
y
son
varios
los
factores
que
inciden
en
estas
sensaciones,
pero
los
principales
son
muy
claros:
mucho
tiempo
y
menos
plata.
Por
ello,
Cárdenas
está
de
acuerdo
con
el
estudio
publicado
recientemente
por
la
Universidad
de
Maryland,
en
Estados
Unidos,
que
indica
que
la
mejor
forma
para
mantener
una
buena
salud
es
no
desvincularse
del
todo
de
la
vida
laboral.
Según
los
investigadores
norteamericanos,
al
examinar
los
datos
de
más
de
12.000
jubilados,
de
entre
51 y
61
años,
encontraron
que
aquellos
que
continuaron
con
empleos
temporales
después
de
su
retiro
padecen
menos
enfermedades
que
quienes
se
quedan
todo
el
día
en
casa.
Así
mismo,
su
estado
emocional
y
sicológico
es
mucho
mejor.
Padecen
menos
enfermedades
graves
como
hipertensión,
del
corazón
o
cáncer,
y su
constante
actividad
mental
demora
los
efectos
de
la
edad
en
la
inevitable
pérdida
de
la
memoria.
En
términos
generales,
se
trata
más
de
evitar
el
sedentarismo,
culpable
de
generar
dificultades
funcionales
y
emocionales
en
los
pensionados
que
se
quedan
en
casa.
Para
el
gerontólogo
la
preocupación
radica
en
la
percepción
que
tiene
la
sociedad
del
envejecimiento
y de
la
manera
como
las
empresas
participen
en
la
inclusión
de
empleados
de
la
tercera
edad.
"El
ideal
sería
que
un
pensionado
pueda
ir a
trabajar
en
horarios
flexibles
y
tenga
la
oportunidad
de
generar
una
retroalimentación
de
su
conocimiento,
y de
paso
aporte
con
su
experiencia
a
sus
colegas".
Trabajar
proporciona
entradas
económicas
adicionales,
posibilidades
de
interacción
social,
desarrollo
de
nuevas
habilidades
y el
crecimiento
de
la
autoestima,
al
sentirse
útil,
respetado
y
tenido
en
cuenta.
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