El cerebro
dormido está bien despierto
La actividad mental
durante la fase del descanso en la que se producen los
sueños es muy similar a la de la vigilia
JAVIER SAMPEDRO Madrid 28 AGO 2015 - 19:04 CEST
Una de las cualidades más
chocantes de los sueños es su imaginería vívida y
asombrosamente detallada, su mundo visual intrincado y
revestido de ese aire de realidad que deja perplejos
cuando se recuerdan al despertar.
Un estudio
neurofisiológico con 19 personas dormidas revela ahora
la causa: la actividad cerebral durante el
sueño REM —el sueño con sueños— es muy parecida a la
de la vigilia, cuando estamos despiertos. Si las
imágenes durante el sueño parecen reales es porque para
el cerebro lo son. El resultado resta misterio al sueño,
pero le añade lógica neuronal.
La investigación de Yuval
Nir, Itzhak Fried y sus colegas del
Laboratorio de Ciencias Cognitivas de París, la
Universidad de Wisconsin en Madison y la Universidad de
Tel Aviv se basa en un análisis extenso, durante la
vigilia y el sueño, de la actividad eléctrica de un
total de 2.057 neuronas individuales y unos
electroencefalogramas particularmente precisos, con los
electrodos situados dentro del cráneo.
Han podido hacerlo porque
los 19 voluntarios eran pacientes epilépticos sometidos
a cirugía intracraneal. Los resultados aparecen en la
revista Nature
Communications.
El sueño sigue siendo tan
misterioso hoy como en la antigüedad, y será difícil
encontrar un tópico sobre el que se hayan escrito más
tonterías sin el menor fundamento,
pero uno de los descubrimientos seminales sobre esta
materia ocurrió en los años cincuenta: el del sueño REM,
la fase principal en la que ocurren los sueños.
REM son las siglas de Rapid
Eye Movements, o
movimientos rápidos de los ojos. La pregunta obvia
perdura desde su hallazgo: ¿son esos movimientos un
signo de que el cerebro del durmiente está emulando el
procesamiento de las señales visuales típicas de la
vigilia?
El trabajo de Nir y sus
colegas no llega a demostrar que ese sea el caso, pero
sí convierte la idea en la hipótesis más probable sobre
el sueño REM.
Los científicos muestran
que las neuronas individuales se comportan de un modo
muy similar, en todos sus detalles (grado de actividad,
frecuencia de las ondas de potencial, fases típicas de
latencia y cese de actividad), a cuando están en
vigilia.
Esto es particularmente
cierto en un área concreta del córtex cerebral —el
lóbulo temporal medial— que, según se sabe por estudios
anteriores, está directamente implicada en la formación
de memorias visuales de alto nivel: el nivel en que, por
ejemplo, los rasgos de una cara dejan de importar y la
cara en su conjunto pasa a constituir un significado en
sí misma, esté en la orientación que esté, y poniendo el
gesto que se ponga.
“Dado que la actividad del
lóbulo temporal medial está íntimamente relacionada con
la consciencia visual”, dicen los científicos, “nuestros
resultados pueden implicar que los movimientos rápidos
de los ojos durante el sueño REM reflejan un cambio de
la imaginería visual en los sueños, pero se necesitan
investigaciones adicionales para establecer esta
posibilidad de forma inequívoca”.
En los hombres, el sueño
REM también se asocia a las frecuentes erecciones del
pene que ocurren por la noche. Sobre este punto también
se necesitan toda clase de estudios adicionales. Por
cierto, no van necesariamente asociadas a sueños
eróticos, como tal vez habría esperado Freud.
No solo las lecturas de
las neuronas individuales revelan el gran parecido entre
los sueños y la vigilia: también la detección por
electroencefalograma (EEG) apunta en el mismo sentido.
El EEG tiene el
inconveniente de su escasa precisión cartográfica, pero
la ventaja de que las grandes ondas y variaciones de
potencial que detecta son fenómenos globales del córtex
cerebral, y en muchos casos se asocian a procesos de
alto nivel, como el procesamiento semántico del
lenguaje.
La interpretación de los
sueños está todavía lejos. Para descifrarlos, sin
embargo, ayudará mucho saber lo mucho que se parecen a
la vida misma.
Considerados de modo
superficial, los movimientos rápidos de los ojos durante
el sueño REM pueden parecer muy distintos a los de
cuando se está consciente y mirando algo. Cuando se lee,
los ojos parecen moverse por las letras de manera
continua y parsimoniosa.
No es cierto. Como
demostró un oftalmólogo francés del siglo XIX, Émile
Javal, por el sencillo procedimiento de adosar un
pequeño espejo al margen del libro que estaba leyendo.
Mientras él creía seguir
la secuencia de letras con parsimonia, el espejo le
decía la verdad: sus ojos se movían con rapidez de
manera discontinua, con unos tirones bruscos que
denominó saccades, sacudidas en francés.
Los movimientos rápidos
del ojo al mirar algo se siguen llamando saccades en la
literatura científica. La traducción española
“movimientos sacádicos” resulta patética. Con
“sacudidas” nos valdría.
Cuando miramos una cara, o
la foto de una cara, también se hace a sacudidas, aunque
casi siempre seamos inconscientes de ello.
Miramos a un ojo, al otro,
a la boca, otra vez al ojo, a la punta de la nariz, al
otro ojo… Lo percibimos como una cara vista de una vez y
en su todo glorioso, como si fuera el nombre de esa
persona. Pero solo es una melodía, una secuencia de
notas que percibimos como un todo, sin serlo.
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