Columna: Reflector Mundial
Globalización...¿También en el arte?
Por Ignacio
Pareja Amador
www.reflectormundial.blogspot.com
La globalización ha sido uno de los
fenómenos multidisciplinarios que más ha afectado al
hombre
en toda su historia. Gracias a los avances de la
tecnología, lo constatamos cotidianamente en diversas
áreas de nuestra vida: en la estandarización de
conceptos como la amistad, el amor; en los derechos
humanos; en la masificación de movimientos sociales
donde la sociedad civil se organiza para hacer reclamos
a sus gobiernos, por eventos que no ocurren en su
nación, pero que afectan a otros humanos en el planeta
como en el caso de la cuestión del Tíbet, el cambio
climático, etc.
La globalización tiende a estandarizar,
absorber, desaparecer, extinguir, varios aspectos
propios de la cultura de una región, lo cual es lógico y
razonable pues en el tiempo antiguo, la mayoría de
civilizaciones del mundo tenían poco contacto entre
ellas, por lo tanto debían organizarse de forma distinta
para recolectar alimentos, cazar, vestir, etc., el
entorno era fundamental para sus vidas. Globalización
significa en pocas palabras que los seres humanos poco a
poco nos acercamos más y que este mundo cada vez se hace
más pequeño en cuestión de comunicación y más grande en
cuestión de complejidad.
La globalización es inevitable, ocurre
incluso en el arte, en aquello que se define como “una
expresión del espíritu humano mismo, una ostensión que
llega a rebasar ideologías, colores, creencias, pero
sobre todo que relata un suceso muy personal de un
artista por distintos medios (pintura, escultura,
literatura, música, arquitectura, etc.), que puede
interpretarse de mil maneras ante los ojos del
espectador, pero que manda un mensaje sencillo y claro
al ente más recóndito de nuestro ser”.
La gran mayoría de países desarrollados
gozan de las condiciones necesarias para explotar las
capacidades creativas de sus habitantes, otros como los
subdesarrollados sólo ven florecer a algunos magnates de
la creación, pues es una realidad que en un país donde
la prioridad es la supervivencia, el arte pasa al
segundo término.
La globalización en el arte es inminente,
aparece como correspondencia ante la raíz de ambos
conceptos, uno como manifestación universal (arte) y el
otro como fenómeno global. Ésta se puede definir como un
acontecimiento donde la masificación de la información
ha permitido la creación de nuevas técnicas, la
exploración de métodos poco conocidos y la propensión a
afectar al arte local, que puede verse influenciado por
tendencias del exterior o puede arraigarse de manera
ortodoxa.
Un país que ha alcanzado el desarrollo
poniendo basta atención al progreso del arte y la
cultura es Corea del Sur. Aquel Estado asiático, que hoy
en día ya cuenta con una economía madura y es la decimo
tercera economía más grande del mundo, conoce
perfectamente el fenómeno de la globalización del arte.
Ejemplo de ello fue la última edición del
World Artist Festival, un festival de arte que se
celebra en Seúl, Corea, gracias al patrocinio de
empresas como LG, AJU, KITA y los distintos ministerios
de aquel país (Cultura, deportes y turismo, Asuntos
internacionales y comercio), con la participación de
artistas de veinte países del mundo.
¿Cuál sería el objetivo del festival;
hacer una muestra internacional para favorecer a los
artistas del mundo, brindar una exposición para atraer
turistas a Corea o llevar una muestra de arte
internacional para el pueblo coreano? En realidad todos
esos fueron objetivos secundarios. El principal
propósito de aquel festival fue llevar el arte del mundo
a Corea para que los artistas coreanos se
retroalimentaran, se codearan con los artistas del
mundo, y se posicionaran como artistas internacionales,
favoreciendo al Estado coreano al mostrar la pluralidad
artística de aquel país y dejando en claro que es un
país productor de arte fino a nivel global. Esto como
una señal a las capitales del arte (París, New York,
Londres) de que Seúl se posiciona como un buen proveedor
de arte, en una región que poco a poco ha traslado la
riqueza del mundo a su territorio: el este asiático.
En este ejemplo observamos una
correspondencia entre las empresas y el gobierno, una
estrategia conjunta para mitigar algo inevitable (la
globalización) y convertirlo en una herramienta,
simplemente para hacerlo algo positivo que genere y no
reste. En nuestro país se gestan las relaciones
necesarias para afrontar la internacionalización a este
respecto, de manera más modesta. Sin embargo, debe haber
una apuesta más fuerte a la difusión de la cultura, pues
hoy en día es un tema “secundario” o “terciario”, en
esta agenda cegada por la seguridad y la economía, no
debemos olvidar que la cultura puede beneficiar a los
pueblos en tiempos de crisis no de forma numérica o
exponencial, sino cualitativamente.
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