Columna: Reflector Mundial
El dilema hemisférico
Ignacio
Pareja Amador
www.reflectormundial.blogspot.com
Sin
duda alguna, la legalización de las drogas y la
estrategia para mitigar este problema es uno de los
grandes dilemas que vivimos en el continente Americano.
Es cierto que de norte a sur nos afecta de manera
distinta, siendo que en algunos lugares es un
inconveniente mayoritariamente de salud pública,
mientras que en otros es un problema de seguridad por la
criminalidad que deriva del tráfico de estupefacientes.
Los dos
países que padecen de ambas problemáticas con mayor
fuerza en el continente son México y Colombia. En el
caso del primero podemos apreciar una situación de
gravedad, ya que la “estrategia” para combatir al crimen
organizado lleva más de 28 mil muertos en tres años y
medio, lo cual ha orillado a la apertura; al dialogo por
parte del presidente Felipe Calderón, que si bien es
cierto no logró persuadir en sus primeros llamados a los
demás ordenes políticos (Cámara de Diputados, Senadores,
Gobiernos Estatales y Partidos Políticos), sí logro
encausar a la discusión a grupos civiles como los
intelectuales, los medios de comunicación y la iglesia,
que mostraron su voluntad para trabajar en conjunto
contra el narcotráfico.
Para el
caso de Colombia podemos prever cambios en el trato que
dé la nueva administración al problema. Estamos hablando
de que, el ahora presidente Juan Manuel Santos, es un
hombre con una personalidad más atrevida que el ex
mandatario Álvaro Uribe. Ha ocupado distintos puestos
públicos de gran trascendencia en materia de comercio
exterior, economía y defensa. Es un hombre que sin duda
está enterado de la problemática que vive su país; es
capaz de ver el problema desde afuera sin empaparse en
él, razón por la cual se esperan grandes cambios en su
forma de gobernar. Las expectativas de los colombianos
son bastante buenas, sobre todo porque cuenta con la
venia del Congreso para impulsar sus reformas.
Este
cambio en el gobierno de Colombia y la flexibilización
de la postura del ejecutivo en México, abren la
posibilidad de que se genere una alianza estratégica
entre ambos países para combatir este mal común. Sin
embargo, ha quedado más que claro que una asociación
entre dos Estados no será capaz de combatir un problema
tan delicado como el tráfico de estupefacientes. Estamos
hablando de que la dimensión del problema es
hemisférica, si observamos las rutas de origen y destino
de las drogas en un mapa mundial, podremos notar que
ningún país del continente está exento de esta
problemática, que todos los que estamos al sur del gran
consumidor, de aquel país con más de 20 millones de
adictos, estamos atados de manos, pues como dice
Calderón “sería un suicidio legalizar las drogas si
EE.UU. mantiene sus restricciones”
Lo que
muchos estudiosos y teóricos han dejado de ver, es que
mientras la lucha contra las drogas se lleva a cabo, los
criminales han diversificado sus actividades, algunos
siguen una línea delictiva con secuestros, extorsiones,
tráfico de personas, armas, etc. Mientras que otros
buscan limpiar su dinero en negocios oficiales regidos
por la norma, mas no perseguidos por la ley; buscan
hacer legales sus recursos financieros en aquellos
paraísos fiscales con laxas regulaciones. Pero como
decía
Yuri Orlov,
personaje interpretado por Nicolas Cage en el film “The
lord of the war”: es muy difícil hacer dinero de forma
legal, los rendimientos son más lentos, mientras que la
burocracia y la competencia impiden el apoderamiento del
mercado.
Mientras más tiempo le demos al problema, más compleja
tendrá que ser nuestra solución, de lo que estamos
seguros es que sólo una alianza hemisférica podrá
ayudarnos al combate de este mal, una alianza que no se
encasille en el tema del crimen o las drogas, sino que
cumpla con aquel octavo Objetivo de Desarrollo del
Milenio, donde los desarrollados del continente y los
emergentes busquemos una asociación por el desarrollo
que mejore la calidad de vida de los habitantes de
América Latina, sobre todo de los jóvenes, quienes
muchas veces no ven otra salida para abandonar la
pobreza inminente mas que unirse a estos grupos
criminales, llámese FARC, neo paras, mafias, cárteles,
maras, etc.
El
debate continuará, lo cual es positivo, porque
al final de cuentas un debate en términos de política
nacional, apoya a que el Estado se informe, comente,
arguya, y finalmente utilice a la razón y la concordia
como las principales herramientas para reformar las
leyes y así procurar una mejora sustantiva en la
población en general.
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