Las
noticias
sobre el
triunfo
de los
patriotas
y en
especial
el del
Puente
de
Boyacá,
el 7 de
agosto,
tomó por
sorpresa
y
desorientó
a las
autoridades
coloniales.
El
Virrey
Juan Sámano
huyó y
le
siguieron
otros
funcionarios.
La Real
Audiencia
apenas
pudo
disponer
la
custodia
del
sello
real y
la
conservación
de los
archivos.
(1819)
LA
BATALLA
DE
BOYACÁ,
RELATADA
POR EL
LICENCIADO
GABRIEL
GARCÍA
VALLECILLOS,
OIDOR
SUB-DECANO
DE LA
REAL
AUDIENCIA
DE
SANTAFÉ
EN
COMUNICACIÓN
AL REY.
Señor:
El Oidor
Subdecano
de
Vuestra
Real
Audiencia
de
Santafé
aunque
poseído
del
mayor
sentimiento
se ve
precisado
a
comunicar
a
Vuestra
Majestad
su
traslación
y la de
los
demás
Ministros
de esta
plaza
por el
desgraciado
acontecimiento
con la
Tercera
División
de
Ejército
Expedicionario
que el
día 7 de
agosto
fue
sorprendida
en el
Puente
de
Boyacá
por el
rebelde
Bolívar
con una
fuerza
como de
4.000
hombres
muchos
de ellos
ingleses
y negros
de Santo
Domingo
con la
ventaja
de haber
tenido
tiempo
para
colocarse
y tomar
posición
porque
la
neblina
o lo
falso
del
espionaje
que
servía
al
Comandante
General
Barreiro
le
impidieron
tener
conocimiento
de
cuándo
levantaba
su
campamento,
hasta
después
de haber
emprendido
su
marcha.
Fatigada
vuestra
División
Real
para
poderle
dar
alcance
cuando
lo
consiguió,
el
enemigo
la
esperaba
en un
lugar
escabroso
donde no
pudiera
desplegarse ni operar la caballería tomando ventajosa posición
en las alturas que dominaban el terreno, y temerosa acaso por lo
indefenso
del
punto,
se
esparció
en ella
la
confusión,
y antes,
Señor,
de 20
minutos,
se puso
en
dispersión,
quedando
prisioneros
el
Comandante
General
Barreiro
y su
segundo
Jiménez,
sin que
hubiese
habido
mortandad
porque,
puede
decirse
que no
hubo
batalla.
El
enemigo
cubrió
los
caminos
de la
capital
y siguió
marchando
para
ella
pudiendo
salvarse
por
casualidad
dos
oficiales
que
dieron
la
noticia
a
vuestro
Virrey
el día
siguiente
a las
once de
la
noche,
con el
anuncio
fatal de
que los
enemigos
estaban
en
aquellas
inmediaciones,
y como
en la
capital
había
más
fuerza
que la
de 400
reclutas
del
Batallón
de
Aragón,
fue el
motivo
porque
se creé
que
vuestro
Virrey
determinó
el
abandono.
Con tal
conocimiento
a las
tres de
la
mañana
del día
nueve se
determinó
en
Acuerdo
recoger
vuestro
Sello
Real y
seguir a
esta
plaza o
al punto
donde se
viese
que el
Gobierno
podía
colocarse
sin una
sorpresa
del
enemigo,
siendo
el
principal
objeto,
que las
Provincias
libres
no
quedaran
sin el
apoyo y
consuelo
de la
justicia,
como un
mes
antes lo
habían
premeditado
el
Tribunal
y
puéstolo
en
conocimiento
de su
Presidente
para que
previese
y
deliberáse
si era
posible
evitar
en
tiempo
este
funesto
mal,
pero en
la
última
hora con
angustias
y
peligros,
apenas
hubo
lugar
para
prepararse
a salir
marchando
a pie
algunos
de los
Ministros,
teniendo
que
abandonar
lo que
el
trabajo
de
muchos
años les
había
proporcionado
para su
decente
comodidad,
caminando
día y
noche,
otros
con sus
delicadas
esposas
y
tiernos
hijos
andando
a pesar
de la
obscuridad
y de los
males e
intemperie,
arrostrando
el
hambre y
todo
género
de
peligros,
porque
sólo de
este
modo
pudieron
haber
salvado
sus
vidas.
Los
pueblos
estaban
algunos
mal
dispuestos
y sus
vecinos
en las
orillas
del Río
asaltaban
las
barcas
indefensas.
El día
nueve a
las seis
de la
mañana
fue el
abandono
de la
capital;
a las
cuatro
de la
tarde se
cuenta
que
entró en
élla el
enemigo
y que se
ha ido
extendiendo
a otras
provincias
del
Reino,
no
sabiéndose
el
estado
de las
demás
por la
incomunicación
en que
se está
con
ellas, y
sí con
certeza
que
están
libres
de su
yugo,
las de
Ocaña,
Río
Hacha,
Santa
Marta,
Cartagena
y
Panamá.
El día
22 del
pasado
septiembre,
con
motivo
de
indisposición
del
Oidor
Decano,
ofició
vuestro
Virrey
al
Ministro
que
representa,
encargándolo
del
mando
del
Gobierno
Superior
del
Reino,
con el
objeto
de
reorganizar
el
ejército
y seguir
con él
las
operaciones
militares,
cuya
salida
no ha
verificado
todavía
y al
mismo
tiempo
su
determinación
de que
en esta
plaza se
situase
vuestra
Real
Audiencia,
para que
se
determinara
lo
conveniente
a su
restablecimiento,
por lo
cual se
ha dado
por el
que
representa
las
oportunas
disposiciones
y hecho
congregar
a
vuestros
Ministros
par los
Acuerdos
preparatorios
al
restablecimiento
con lo
que
dentro
de pocos
días
dará
principio
vuestro
Real
Tribunal
al
ejercicio
de sus
funciones,
y en el
entretanto
como el
inmediato
en
antigüedad,
el que
representa
ha
creído
de su
deber
dar a V.
M. en su
Supremo
Consejo
estas
noticias
para no
se
carezca
del
conocimiento
que debe
haber
del
estado y
situación
de este
Reino y
que con
sus
sabios
conocimientos
propenda
a su
tranquilidad
y
restauración.
Dios
guarde
la C.R.P.
de V. M.
los más
que la
Monarquía
ha
menester.
Cartagena
de las
Indias,
10 de
octubre
de 1819.
El
Decano
Regente
de la
Real
Audiencia
de
Santafé
Francisco
de
Mosquera
y
Cabrera
decía al
Rey el 4
de enero
de 1820
desde
Cartagena
de
Indias
lo
siguiente:[...]
Por él
se ve
que la
Audiencia
dispuso
el modo
de
llevar
consigo
el Sello
Real, y
dio la
única
providencia
que en
circunstancias
y
momentos
tan
apretados
era
adaptable
para
conservar
su
archivo.
El
Ministro
que
representa
como
Director
de la
Junta de
Montepío,
puso
también
en orden
en
cuanto
fue
posible,
a que se
libertasen
los
fondos
que
existían
depositados
en Caja
pertenecientes
a varios
pensionistas
de todas
las
provincias,
que por
no haber
enviado
sus
poderes,
no los
habían
percibido;
y
oficiando
a los
Ministros
de la
Real
Audiencia
para que
los
sacasen
con los
caudales
de V. M.
y
contestándole
de
palabra, que no
había
tiempo
ni
bagajes
para
verificarlo,
los puso
en poder
del
Tesoro
del
mismo
Monte
para que
cuidase
de
ocultarlos,
socorriendo
entre
tanto a
las
viudas
que los
reclamasen
con
derecho
y
documentándose
en
debida
forma.
(Componían
la Real
Audiencia
los
siguientes
Oidores:
Francisco
de
Mosquera
y
Cabrera;
Gabriel
García
Vallecillos,
Pablo
Hilario
Chica y
José
Miguel
Castillo,
Oidores.
Agustín
de
Lopetedi
y
Eugenio
Miota,
Fiscales:
y
Marcelino
Trujillo,
Secretario).
Archivo
General
de
Indias.
Audiencia
de
Santafé.
748