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ENFERMEDADES EN LOS GATOS
Tiña en gatos También puede Afectar al ser humano
Cuando las personas decidimos tener un animal
de compañía, un felino doméstico por ejemplo, no debemos olvidar
nuestras responsabilidades con el nuevo habitante de la casa.
Aparte
de darle cariño y una buena alimentación, son necesarios
los controles sanitarios. El veterinario desparasitará a nuestra
mascota y confirmará que esté libre de cualquier enfermedad.
Aún así, aunque nuestro gato viva dentro de
casa y tenga todos los cuidados necesarios para un buen desarrollo y
crecimiento, los felinos pueden padecer determinadas dolencias,
entre ellas la
dermatofitosis, considerada como una zoonosis.
La dermatofitosis, nombre científico de la popularmente conocida
como tiña felina, es una reacción dermatológica que afecta a un gran
número de animales. Sin embargo, es el gato el que más riesgo tiene
de contagiarse y trasmitirla con mayor facilidad.
¿Qué es la
dermatofitosis?
La dermatofitosis es una infección por hongos.
Se ha asociado este mal a tres tipos de hongos distintos, pero sólo
uno de ellos es el responsable de producir esta enfermedad,
el Microsporum canis.
Esta infestación micótica del tejido
queratinizado afecta a uñas, pelo y piel. Los dermatofitos no pueden
vivir en zonas inflamadas y donde hay pelo, por eso es habitual
observar zonas sin pelo en los felinos que padecen esta patología.
Las condiciones ambientales en las que el
felino viva, junto con su estado inmunitario, ayudan a
desarrollar la enfermedad. La falta de higiene, el calor, la falta
de luz solar junto a la desnutrición, la existencia de parásitos o
el estrés en el animal son factores que pueden provocar que el gato
sufra por dermatofitosis.
Conoce la sintomatología
Los síntomas más habituales que se aprecian en
el animal son los siguientes: morderse y rascarse la zona afectada,
problemas cutáneos y descamación, alopecia focal o generalizada y
continuo lamido del gato en las partes afectadas por el dermatofito.
Estas conductas agravan la enfermedad, ya que la extiende a otras
áreas del cuerpo que permanecían sanas.
Las secciones más frecuentes en las que se
localizan las lesiones son las orejas y las extremidades, aunque no
sería extraño que aparecieran en cualquier otra parte del cuerpo.
En
ocasiones, la infección afecta también a las uñas, síntoma que se
conoce con el nombre de onicomicosis; nos percataremos de ello
porque las veremos rotas o quebradizas.
Otro tipo de manifestación
son los denominados keriones, nódulos cutáneos que presentan fuerte
dolor en la zona.
¿Cómo se diagnostica?
Cuando el veterinario inspeccione al gato
tendrá en cuenta, a parte de las lesiones, si el felino pudiese
padecer otro agravio que estuviese provocando la dermatofitosis o
tiña.
En los gatitos puede aparecer el problema debido a una mala
nutrición y una escasa o nula desparasitación, mientras que en gatos
adultos la presencia de hongos indica algo más importante y serio,
ya que se deben tener en cuenta enfermedades como
la leucemia o la inmunodeficiencia.
Aparte de observar las dolencias, el
veterinario deberá utilizar dos métodos para comprobar el estado en
el que se encuentra el animal.
El más efectivo es el del cultivo de
uñas y pelo: es el más caro, pero resulta definitivo y fiable. Se
necesitan aproximadamente diez días para obtener los resultados y
emitir un diagnóstico.
El problema que presenta es la lentitud del
cultivo, pues en ese intervalo de tiempo, la tiña puede extenderse o
incluso el animal puede haber infectado a otro animal o persona.
El otro examen, recibe el nombre de ‘lámpara de
Wood’, es un tipo de iluminación que utiliza luz ultravioleta.
Cuando se ve un área del cuero cabelludo infectada con tiña bajo la
lámpara de Wood, el hongo brilla (fluorescente). Esta prueba se hace
para detectar la presencia de una infestación en el cuero cabelludo
o en la piel.
Un tratamiento muy largo
Al tratar la dermatofitosis del gato, al margen
de las lesiones, se tendrá en cuenta la edad del gato, las
enfermedades que tenga, su sistema inmunológico y si hay riesgo de
contagio a personas u otros animales.
El primer procedimiento para la tiña mientras
esperamos el diagnostico es el tópico. Son limpiezas locales
de la zona afectada, con productos como la povidona yodada o la
violeta de genciana.
Se trata de productos antisépticos,
antiinfecciosos y antifúngicos, utilizados para desinfectar y curar
cualquier afección en la piel.
También se pueden usar pomadas
o emulsiones para frenar la dermatofitosis, evitando tener que
recurrir a tratamientos más agresivos.
Los tratamientos orales son bastante
más tóxicos y agresivos para el organismo de nuestro gato. Consisten
en la administración de varios medicamentos que, en cualquier caso,
deberán ser recetados por un especialista veterinario.
Hay que
recordar que no debemos administrar a nuestros animales de
compañía fármacos que no hayan sido prescritos porque las
consecuencias pueden ser muy graves.
Respetando las indicaciones
veterinarias, veremos como tras un periodo de post curación clínica,
nuestro gato va respondiendo al tratamiento.
Cuidado con la zoonosis
La tiña es una de las pocas enfermedades
felinas que se trasmite al hombre.
Los individuos de mayor riesgo
son las
personas con un sistema inmunológico inmaduro o inmune deprimido,
es por ello, que
ancianos y
niños son los más propicios al contagio de dermatofitosis.
Con el fin de evitar esta peligrosa situación,
os presentamos unos consejos prácticos:
Primero.- Ante la
sospecha de un gato enfermo por hongos, es fundamental llevarlo
al veterinario para que le realicen un estudio médico.
Segundo.- Tendremos precaución a la hora
de manipular al animal y deberemos extremar esa precaución en el
caso de ancianos o niños, además de tener una buena higiene.
Tercero.- Una vez
diagnosticado nuestro gato con la tiña, aislaremos al felino del
resto de los animales de la casa.
Cuarto.- La
persona que realice las curas ha de tener una estricta higiene:
utilizará guantes para las curas y se lavará las manos con povidona
yodada al manejar al animal enfermo.
Asimismo, los restos de pelos
o escamas de la piel deben ser quemados y todos los utensilios deben
ser desinfectados.
Quinto.- No es
necesario sacar al gato de casa si no hay personas susceptibles
al contagio. Únicamente deberemos evitar tocar al animal demasiado
hasta que éste empiece a responder al tratamiento.
Sexto.- Como hemos
expuesto antes, la higiene es imprescindible. Se pasará
el aspirador diariamente para retirar los pelos que pudieran tener
restos de esporas infectadas de hongos.
Séptimo.- Para
terminar, recordar que, aunque el gato parezca curado, no debemos
suprimir el tratamiento hasta dos semanas después, ya que podría
reaparecer el problema.
Fuentes de información: Revistacanina.com;
Revista Todo Gatos Nº 63.